
Como se mantiene A.A
Desde que nació Alcohólicos anónimos , hasta nuestros días, no ha dejado de crecer en cantidad y en calidad. Tras muchos avatares se pudo comprobar que A.A., puede mantenerse así mismo en cualquier lugar y circunstancia. Gente nueva capaz y vigorosa continua ¨llevando el mensaje¨ de recuperación a donde se le necesite.
Paralelamente, al tema del servicio va el tema del dinero en A.A., el cual ha sido mal comprendido y no deja de ser impopular. Este oscila entre los que piensan que las contribuciones o aportes darían eficacia a nuestra asociación como un todo y, del otro lado extremo los que creen que estos aportes nos llevaran a la perdición o ruina moral.
A pesar de esta contradicción aparente, en los últimos tiempos A.A., ha mostrado un extraordinario desarrollo. Muchísima gente en el mundo sabe de la existencia de nuestra comunidad.
Se comprende, entonces, que la espiritualidad y el dinero se empezaron a mezclarse. Lo uno sin lo otro no habría surtido ningún efecto, sobre todo en nuestro tiempo en lo que todo tiene un costo. Aceptar esta realidad como una responsabilidad para el bien común, bienestar de todos , incluye la necesidad esencial del prever nuestro Auto-mantenimiento.
- ¿En Venezuela podemos afirmar que la espiritualidad y el dinero empezaron a mezclarse?
- ¿Entendemos que nuestra gratitud solo tiene una manera de concretarse?
- ¿Tenemos conciencia de ello?
Manual de automantenimiemiento
Versión Abril 2008 Página 4 , 5 y 6

¿Qué es el automantenimiento?
El auto-mantenimiento es el soporte material y el medio para poder llevar el mensaje de A.A., a otros que aun sufre. A diferencia de otras asociaciones y comunidades A.A., se apoya en la atracción no en la promoción.
El auto-mantenimiento ayuda y hace crecer la estructura de A.A., además como recurso o herramienta para ala comunicación es una demostración de amor maduro y desprendido hacia el alcohólico que anda extraviado y en la calle. Tiene el significado de ser una forma de compartir, de ser un servicio que todos podemos prestar, y de hecho, se hace un grato deber y una demostración de contenido y sinceridad con el programa.
Implica que todo aquel que recibe el mensaje de A.A., una vez incorporado a su proceso de recuperación, debería ser persuadido y estimulado para asumir su actitud positiva hacia las contribuciones y aportes personales, porque estos están orientados a crear una base para llevar el mensaje a otros que padecen la enfermedad del alcoholismo; fundamentalmente en el apadrinamiento.
Todo miembro de la comunidad de A.A., debe entender y tener una actitud afirmativa en estos aportes personales para el mantenimiento de la estructura, vistas estas contribuciones no como una obligación sino como una forma espontanea y natural de pertenecer a una sociedad de personas que comparten su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común; en otras palabras, por gratitud.
Manual de automantenimiemiento
Versión Abril 2008 Página 4 , 5 y 6
Tradiciones que explican como se originó el auto-mantenimiento

Tradición cinco
Cada grupo tiene un solo objetivo primordial, llevar el mensaje al alcohólicos que aun esta sufriendo.
¨Es mejor hacer una sola cosa bien , que hacer muchas cosas mal. De este principio depende la vida de nuestra fraternidad. La habilidad de cada miembro de A.A., para identificarse con el nuevo miembro, y ayudarlo a su recuperación, es un don particular y especial. Nuestro propósito es transmitir este don a otros. No se puede tener y mantener la sobriedad si no hay una vocación de servicio a los demás¨
- Hay una misión que cumplir.
Manual de automantenimiemiento
Versión Abril 2008 Página 6

Tradición Seis
Un grupo de A.A., nunca debe respaldar, financiar o prestar el nombre de A.A., a ninguna entidad allegada o empresa ajena,para evitar que problemas de dinero, propiedad o prestigio nos desvien de nuestro objetivo primordial.
¨La experiencia demostró que no podíamos apoyar ninguna empresa ajena o causa por buena que fuese. No podíamos pretender ser la panacea de todos los hombres. Aprendimos que no podíamos prestar el nombre de A.A., para actividades ajenas¨.
- No debemos asociarnos con nadie para lograr nuestra misión; debe ser la base de propio esfuerzo; financiando los medios, automanteniendonos.
Manual de automantenimiemiento
Versión Abril 2008 Página 7

Tradición Siete
“Cada grupo de A.A. debe mantenerse completamente a sí mismo, negándose a recibir contribuciones de afuera.”
¿ALCOHÓLICOS que se mantienen a sí mismos? ¿Quién ha oído hablar nunca de semejante cosa? No obstante, nos damos cuenta de que así tenemos que ser. Este principio es una prueba contundente de la profunda transformación que A.A. ha obrado en todos nosotros. Todo el mundo sabe que los alcohólicos activos insisten a gritos que no tienen ningún problema que el dinero no pueda solucionar. Siempre hemos andado con la mano extendida. Desde tiempo inmemorial, hemos dependido de alguien, normalmente en cuestiones de dinero. Cuando una sociedad compuesta exclusivamente de alcohólicos dice que va a pagar todos sus gastos, eso sí que es una verdadera noticia.
Quizás ninguna de las Tradiciones de A.A. causara tanto dolor de parto como ésta. En los primeros días, todos estábamos sin fondos. Si a esto se le añade la habitual suposición de que la gente debe dar dinero a los alcohólicos que se esfuerzan por mantenerse sobrios, se puede entender por qué creíamos merecer un montón de billetes. ¡La de cosas tan magníficas que pudiera hacer A.A. con todo este dinero! Pero, por curioso que parezca, la gente que tenía dinero pensaba lo contrario. Les parecía que ya era hora de que nosotros—ahora que estábamos sobrios—pagásemos nuestras propias cuentas. Así que nuestra Comunidad se quedó pobre porque así tenía que ser.
Había otra razón para nuestra pobreza colectiva. No tardó en hacerse evidente que si bien los alcohólicos gastaban dinero pródigamente en casos de Paso Doce, tenían una tremenda aversión a echar dinero en el sombrero que se pasaba en las reuniones para sufragar los gastos de grupos. Nos sorprendió descubrir lo tacaños que éramos. Así que A.A., el movimiento, empezó y permaneció pobre, mientras que los miembros individuales se hicieron cada vez más prósperos.
Lo cierto es que los alcohólicos son gente de todo-o-nada. Nuestra reacción en cuanto al dinero parece demostrarlo. A medida que A.A. pasaba de la infancia a la adolescencia, fuimos abandonando la idea de que necesitábamos grandes sumas de dinero y llegamos al otro extremo, diciendo que a A.A. no le hacía falta el dinero en absoluto. De todas las bocas salían estas palabras: “A.A. y el dinero no pueden mezclarse. Tendremos que separar lo espiritual de lo material.” Cambiamos de rumbo tan bruscamente porque por aquí y por allá algunos miembros habían tratado de valerse de sus conexiones A.A. para ganar dinero, y temíamos que fueran a aprovecharse de nosotros. En ocasiones, algunos benefactores agradecidos nos habían dotado con un local para un club y, como consecuencia, a veces había interferencia ajena en nuestros asuntos. Se nos donó un hospital y casi inmediatamente, el hijo del donante se presentó como su principal paciente y aspirante a gerente. A un grupo de A.A. se le entregó cinco mil dólares para hacer con este dinero lo que quisiera. Las peleas que provocó este dinero siguieron haciendo estragos en el grupo durante años. Asustados por estas complicaciones, algunos grupos se negaron a tener ni un centavo en sus arcas.
Pese a tales inquietudes, tuvimos que reconocer el hecho de que A.A. tenía que funcionar. Los locales para reuniones nos costaban algo. Para evitar la confusión en regiones enteras, era necesario establecer pequeñas ofi cinas, instalar teléfonos y contratar a algunas secretarias a sueldo. A pesar de las muchas protestas, se logró hacer estas cosas. Nos dimos cuenta de que si no se hicieran, el nuevo que llegaba a nuestras puertas no tendría su oportunidad de recuperarse. Prestar estos sencillos servicios supondría incurrir en algunos pequeños gastos, que podríamos pagar nosotros mismos, y así lo haríamos. Por fi n el péndulo dejó de oscilar y señaló directamente a la Séptima Tradición tal y como la conocemos hoy día.
Doce Pasos y Doce Tradiciones, Edición 2014
Páginas: 155-157